martes, 28 de agosto de 2012

No es acerca de ti...


Esto no es acerca de una historia bonita ni de una andanza como las que generalmente relatan Los Andariegos, esto no es acerca de un final feliz ni de una enseñanza. Esto no es acerca de un encuentro esperado ni de un abrazo que habría de durar toda la vida, esto no es acerca de un corazón destrozado.


Esto, esto no acerca de ti…


NO ES ACERCA DE TI


Esto no es acerca de ti. Se trata del como me perdí en tus labios hermosos y del sonido de la respiración agitada como si hubiera que esforzarse para respirar y luego exhalar.



Esto no es acerca de ti. Es acerca de como ni siquiera te detienes a pensar por un segundo que puedo sentir algo, como todo ser humano, antes de que aplastes mi corazón en el suelo y le escupas tu orgullo y como no piensas en las consecuencias que ello tendría sobre mi frágil cuerpo.



Esto no es acerca de ti. Es acerca de como te ríes de cada gota de agua que cae por mi rostro después de lanzarme por el precipicio y como despreciabas todo lo que te decía que te amaba…

¡Ah, si! Se te olvidó un pequeño detalle:
¡Que llegue a amarte más que a nada!



Esto no es acerca de ti. Se trata de cada herida de arma blanca que infligiste en mi corazón con cada palabra dulce pero envenenada y sobre todo de cada indiferencia de tu parte.



Esto no es acerca de ti. Se trata de la felicidad que perdíamos después de cada intento, después de negarme amor, el amor que sabías que necesitaba y también es acerca de las convulsiones causadas por mi llanto.



Esto no es acerca de ti. Es acerca de como perdí noches de sueño cuando me ahogaba alrededor de la preocupación y del dolor de no tenerte junto a mí.

¡Ah, si! Se te olvidó un pequeño detalle:
¡Tú eras mi única preocupación y lo que más anhelaba en el mundo!


Esto no es acerca de ti. Esto es acerca de un alma que era hermosa antes de ser herida, de mi inseguridad y la forma en que mi belleza estaba teñida con dolor por todo el cuerpo sin ningún tipo de atención.



Esto no es acerca de ti. Se trata de la chispa en mis ojos cada vez que hablaba contigo y la forma en que no me importaba si tenía que vender mi corazón al mercado negro con tal de ganar algo de tu amor.


Esto no es acerca de ti. Es acerca de como me torturabas con la idea de olvidarme y con la amenaza que nunca volverías y la forma en la que me utilizabas para matar poco a poco la esperanza, para evitar que el sonido del corazón siguiera al ritmo de nuestros sueños.

¡Ah, si! Se te olvidó un pequeño detalle:
La esperanza es lo último que se pierde



Esto no es acerca de ti…


Esto es acerca de mí y de como me he arruinado.



Esto es acerca de como se afectan sentimientos y corazones al querer tener lo que es imposible. Se trata de mi incapacidad para pensar, para dejarte ir y se trata; se trata del amor que ahora me quieres quitar…




ADD
28-Ago-2012

domingo, 12 de agosto de 2012

Llueve en la Ciudad


Hoy, después de la fuerte lluvia que cayó en el centro de la ciudad de México, me puse a recordar aquello que me sucedió hace ya bastante tiempo.

Pero… Permítanme presentarme: Mi nombre es Enrique Barberá, viejo amigo de Isabella, la linda señora protagonista de esta historia; literalmente digo lo de "viejo" porque tengo cumplidos 73 años en los cuales aprendí que en el silencio podemos decir tantas cosas…


Pero en fin, te contaré la historia:


Una luz en el cielo seguida de un estruendoso sonido indicaba la inminente llegada de una tormenta, el reloj de la Catedral marcaba las 7 pm, la gente corría a buscar refugio en los arcos del palacio del Ayuntamiento; otros más; entraban corriendo a la estación del Metro Zócalo.

Isabella caminaba a lo largo de la plancha de la Plaza de la Constitución sin percatarse de todo el ajetreo que había a su alrededor. Contemplaba el andar de los paseantes y se imaginaba las cosas que platicaban, se decían o se gritaban. A su paso, la gente la miraba curiosamente; pues ella parecía no escuchar nada ni a nadie; así es, nuestra buena amiga Isabella, no podía oír nada.

Desde pequeña fue diagnosticada por un especialista, el cual dijo a sus papás que la niña padecía una sordera profunda y la única forma de poder interactuar con ella sería por medio de gestos y, en algunos años, por medio de letras. Con el paso del tiempo, Isabella se fue familiarizando con aquel silencio obligado que habría de acompañarle durante el resto de su vida. Ella pensaba que lejos de ser malo no poder oír a nadie, era lo mejor que pudo haberle pasado, ya que nunca habría interrupciones, gritos o lamentos que entraran a su cabeza y perturbaran su paz.


Amante de recorrer grandes espacios y de realizar largas caminatas los Viernes por la tarde, Isa; como le decimos de cariño, seguía siempre el mismo trayecto: llegaba procedente de la calle Barcelona, en la Colonia Juárez, caminaba desde la calle Manuel Tolsá y, doblando por la izquierda, se entretenía con las novedades que ofrecían los vendedores de libros en la Ciudadela. Recorría la Avenida Balderas hasta llegar a Juárez y caminaba por la acera de la Alameda Central, luego llegaba a la calle de 5 de mayo donde por lo regular tomaba un café Expreso o un cortado largo si su humor no era del todo bueno. Concluía su travesía al llegar a las puertas de la Catedral, cruzaba la Plaza de la Constitución y tomaba un lugar para observar, imaginar y sobre todo para meditar.
Si que la conozco bien…
Pero bueno… Lo que quiero relatarte, sucedió un 12 de Abril de 1989, como ya mencioné, eran las 7 pm y una fuerte tormenta estaba a punto de caer. Isa caminaba ya sin rumbo pues el único motor que mantenía a flote su barco había partido: Su padre, quien le había enseñado que lo importante no eran las palabras sino los actos, ese hombre que secó sus lágrimas cuando su mamá murió, “mamá nos mira desde el cielo” decía Don Jerónimo a su pequeña hija para tranquilizarla, aquel hombre de mirada serena y de paciencia inagotable había fallecido ese día por la mañana.

Las gotas de lluvia caían de tal forma que parecía que miles de personas lloraban al unísono. Los truenos que esa tarde y esa noche acompañaron a nuestra querida amiga fueron reflejo de la tristeza y los gritos de dolor que ella no podía sacar.

Las luces del alumbrado se encendieron y con ello se dio paso a la noche, una muy larga noche para nuestra querida Isa quien enfilaba sus pasos por 20 de Noviembre para dar vuelta hacia la calle de San Jerónimo  justo como el nombre de su padre. Rompió en llanto al ver la nomenclatura enmarcada en un cuadro azul con letras blancas, caminaba por esa callejuela hasta llegar al jardincito de Las Vizcaínas donde en medio del silencio, los arboles y las frías bancas de metal por primera vez pudo escuchar algo, una voz que le dijo:

-Sábete muy bien que eres todo para mi, que me hiciste muy feliz y que mi tiempo ha llegado. ¡Si tu madre pudiera haberte conocido como yo lo hice estaría tan orgullosa de ti! Mi cielo, pedacito de cielo.
El momento y las circunstancias en que se encontraba Isabella hicieron que estas palabras tuvieran un efecto inimaginable: Pudo oír hablar al corazón.

Muy pocos son los que tienen ese maravilloso don de poder saber qué es lo que alegra o acongoja a la gente, muy sabios aquellos que dicen que EL CORAZON NO ES SOLO UN ORGANO VITAL, ENTRE SUS MULTIPLES FUNCIONES, REALIZA UNA MUY IMPORTANTE: GUARDAR LOS SENTIMIENTOS...

El tiempo pasó volando, la fuerte lluvia se convirtió en sólo una ligera brisa; el reloj ya marcaba las 12 am. Nadie sabía dónde estaba la bella Isa; una mujer de 24 años muy bonita a la cual siempre le gustaba andar muy bien arreglada, coqueta y que para todos tenía siempre la misma respuesta: una sincera sonrisa que nos hacia el día a quienes teníamos la fortuna de disfrutarla.

Uno de sus primos siguió buscándola y finalmente la halló caminando entre las jardineras de la Ciudadela, con un sentimiento de nostalgia pero llena de paz y tranquilidad. ¡Por primera y única ocasión había escuchado hablar a su querido papá! La lluvia seguía cayendo sobre el camino de nuestra amiga...

20 años han pasado desde aquel suceso y cada que llega la fecha, el día de rememorar a su padre, Isabella recorre calles ya cambiadas y realiza el mismo trayecto de aquel día de la partida de su papá.
Es 12 de abril de 2009, son las 6:53 de la tarde, las nubes grises a lo lejos nos advierten de la tormenta, Isa sigue sobre sus pasos recorridos y al fin llega al, ahora descuidado y solitario, Jardín de Las Vizcaínas.

Se dirige a aquella banca donde sentada estaba ella y en la cual se produjo el maravilloso milagro de que pudiera escuchar lo que le decía su papá. Esta parecía que estaba esperándola para que tomara asiento en ella. Son ya las 8 de la noche y comienzan a caer las primeras gotas de lluvia, en medio de ese lugar, entre luces y silencio, me encuentro con nuestra amiga Isabella a quien desde lo más profundo de su ser le oí decir:

HACE 20 AÑOS TE VÍ PARTIR, HACE TANTOS AÑOS ANHELO VERTE VENIR. EL DÍA DE HOY, COMO HACE YA BASTANTE TIEMPO, LLUEVE EN LA CIUDAD DE LOS PALACIOS. GENTE QUE SE VA, LLEGAN UNOS NUEVOS PERO SIEMPRE SE QUEDARAN AQUELLOS QUE, AUNQUE SON LOS MENOS, SERAN LOS QUE DE POR VIDA SE LLEVARAN MIS APRECIOS Y MIS MEJORES DESEOS.


Isabela me enseñó una lección importantísima ese y muchos días: todos debemos escuchar no solamente las palabras, también las acciones cuentan.

Al terminar de escuchar aquella historia, recordé que siempre es bueno hablar con la gente ya que ellas tienen muchas cosas interesantes por contar...


Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Ciudad de México, Distrito Federal 12 de agosto 2012

jueves, 2 de agosto de 2012

Pedazos del pasado... (desde el baúl de los recuerdos)

“En un pedazo de papel podemos plasmar una impresión del alma desde lo más profundo, sin pensar quizás,  que ello habrá de trascender mientras no sea degradado con el tiempo…”

Estas palabras las escuché hace tiempo de un buen amigo y de inmediato vinieron a mi mente aquella tarde…

Caminaba por las calles de Madrid, recién había salido de clases y no quería volver a mi habitación ya que el calor del verano era  abrasador. Al cruzar por un pequeño callejón encontré una biblioteca, entré de inmediato y comencé a deambular por los pasillos. Entonces  me atrajo la mirada una placa metálica en uno de los estantes: -“Libros donados por Don Jerónimo Cisneros, para la comunidad Madrileña. De parte de un mexicano agradecido con vosotros por el cobijo otorgado en mi exilio“. Imagino que habrá sido un gran lector, pues la colección se componía de unos 1024 libros, según decía la placa con fecha de agosto de 1934… Seguí haciendo mi recorrido. No buscaba nada en específico; sólo me entretenía viendo las largas filas de libros y de vez en cuando tomaba alguno y lo hojeaba por encima.

Después de casi una hora decidí salir; cerré el tomo que tenía en las manos y me dispuse a ponerlo en su lugar. Me estaba costando trabajo, algo me impedía acomodarlo y al buscar el motivo encontré un pequeño volumen de no más de 15 cm; las pastas, de color negro, estaban desgastadas, no tenía título y parecía que nadie lo había abierto en mucho tiempo. Lo tomé y comencé a hojearlo igual que había hecho con los anteriores. No contenía nada importante para mí, parecían rutas de navegación. Estaba a punto de dar por terminada la inspección cuando encontré algo que llamó poderosamente mi atención:

Era un sobre amarillento, las palabras escritas sobre él eran ya ilegibles; sólo alcancé a leer en una esquina la palabra “Cisneros”.

Abrí aquel enigmático sobre y saqué una hoja, una carta escrita con una impecable caligrafía totalmente legible:


Veracruz, México. Diciembre 25 de 1912

Mí muy amado Jerónimo:

Quisiera en éste momento poder mirar tus ojos y que fueran mis labios y no mis letras los que expresaran el sentimiento que albergo después de haber leído tu carta; esas letras que llenaron mi espíritu de esperanza; que llenaron mi cuerpo de calor; el calor que no había sentido desde hace 9 años,  para mi, una eternidad…

Quiero que sepas que todos los días y en cada momento estás  en mis pensamientos; cada respiro y cada suspiro son por ti y para ti.

Te añoro tanto amor mío, añoro tenerte entre mis brazos, añoro aquellas tardes en que bajo  el crepúsculo acariciabas mi cabello durante largo rato mientras mi cabeza reposaba entre tus piernas…

Nada ha vuelto a ser lo mismo desde que no estas aquí, podría decir que el tiempo se detuvo en aquel beso de nuestra despedida. Aún puedo sentir en mis labios el suave roce de los tuyos y tus tiernas caricias sobre mis mejillas limpiando las lágrimas que caían; lágrimas que no han dejado de correr durante todo éste tiempo.

Muchas veces me han preguntado ¿Por qué no sonrío? Quisiera gritarles que mi alegría se fue contigo, que no volveré a sonreír hasta el momento en que pueda recostar mi cabeza sobre tu pecho de nuevo y vuelva a escuchar las palabras que me llenan de vida: Te amo.

Amado mío, regresa. Regresa por favor; ven a mi y quédate para siempre, no tardes porque sin ti, de apoco se me va la vida y no quiero terminarla si no es contigo a mi lado, no quiero esperar a otra vida; quiero vivir ésta contigo.

Puedo escuchar las campanas tubulares del reloj, sé que cuando leas éstas líneas contemplarás mi retrato,  sábete  que yo sostengo el tuyo y lo oprimo a mi pecho con fuerza.

No me despido de ti amor mío, sólo te dejo un instante. Dentro de este sobre va también mi corazón y todo mi amor.

Una vez más te ruego que vuelvas; te espero.

Siempre tuya

Carolina Ponce de León


Cuando terminé de leer la carta todo mi cuerpo vibraba al saber todo el sentimiento que contenían esas letras.

Guardé la hoja con mucho cuidado en el sobre y lo puse de nuevo en el libro, pensé en llevarla conmigo pero su lugar era entre aquellas páginas, estoy segura que aquel volumen perteneció a Jerónimo Cisneros, entonces era el hogar de aquel sobre que no contenía sólo palabras, sino un corazón.

Fue entonces que recordé las palabras de mi amigo y más que nunca cobraron sentido para mí.

Como alguna vez escribiera Shakespeare:

"El tiempo es muy lento para los que esperan...
Muy rápido para los que temen, 
Muy largo para los que sufren, 
Muy corto para los que gozan; 
Pero para quienes aman, el tiempo es eternidad."


No sé si algún día Carolina y Jerónimo volvieron a estar juntos, pero desde lo más profundo de mi corazón, deseo que así haya sido...


ADD & Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Madrid, España.- Ciudad de México a 2 de Agosto de 2012