viernes, 30 de marzo de 2012

Imaginando en la imaginación

Uno de mis personajes favoritos, literalmente hablando, lo encontré plasmado en un pequeño librito que compre hace tiempo, mientras hacia uno de los recorridos de "pasantía" en los que solía ocuparme. Don Emmanuel Matta, justiciero creado magistralmente por Carlos Fuentes (aunque unos dicen que fue Gabriel García Márquez, en fin...) dedicaba unas cuantas páginas para relatar las vivencias de un tenor-investigador que gastaba sus tardes en ese mítico bar La Opera, ubicado en la calle de 5 de Mayo, acá por los rumbos del Centro Histórico, incitaron a la imaginación de este Andariego que, ni tardo ni perezoso acudió al llamado natural, a la aventura...

Entre sus anécdotas e historias que se comentan en ese libro, al sabor de los guisos, las salsas y los tragos que disfruta el buen Emmanuel, un día decidí, aunque fuera por una ocasión, emular sus pasos y encumbrarme hacia aquel lugar legendario del cual solo conocía por los textos y los diálogos de la citada obra...

Me dirigí a aquella cita con mi destino... La entrada, que mezclaba en un abrir y cerrar de las puertas el sonido de la calle con el bullicio del interior de aquella obra de arte de centenaria reputación... con su famosísima barra (traída de Nueva Orleans) que se conserva entre los espejos biselados, su techo con estilo Barroco con remates de hoja de oro... y con el legendario balazo incrustado en el techo que, cuentan los cronistas de esa época, fue realizado por el gran Francisco Villa... Entre todo aquello, lleno de tantas historias y vivencias pasadas, sentado en la barra, comenzó a trabajar "la ardilla" y la imaginación se echó a volar, una vez más...

Pensaba en una pequeña historia que reza más o menos así...

Emmanuel Matta, comiendo como siempre, un rico caldo Tlalpeño acompañado por su platillo de Ternera en su Jugo, eso sí, sin olvidar su cerveza Victoria bien fría y la salsa verde molcajeteada por Alcides Natera, mesero de ese lugar y que tanto agrada a aquel gran ser humano (literalmente), es interrumpido por un mozuelo, de escasos 23 años que pide el auxilio del para entonces ya famosamente conocido, don Matta. 

Sin quitar atención a su taco de salsa Verde que saboreaba sin remordimiento frente a la mirada desesperada de aquel hombrecillo, con voz potente, cual tenor, se apresta a realizar la pregunta obligada:

-¿que te sucede? ¿Acaso no sabes que ya he decidido retirarme de este negocio? 

La cara del hombre desesperado muta de una con esperanza a otra de desolación, no sin antes decirle a aquel "héroe de carne (mucha carne) y hueso" que le ayudase, que sería la última ocasión que pediría su servicio y su auxilio... 

Con el tenedor en la mano derecha, cogiendo un trozo de Ternera bañado en salsa, más relajado, Don Emmanuel atiende a ese hombre para que le cuente su "asunto". 

-He recibido una amenaza mortal, una carta que me ha dejado impaciente durante varias noches... ¡ya no concilio el sueño! Cuento cada uno de los pasos que doy; miro detrás de mi hombro para estar seguro de que nadie me sigue. Es más, he llegado acá, harapiento para que no me reconozcan.

- Tienes sospechas de alguien- preguntó Emmanuel, 

- Tal vez sea Don José, un vecino de mi calle... ¡porque yo ando con una de sus amantes!

- Ah, caray - Disparó en la cara de aquel hombre, derramando un poco de su cerveza en la barra.

- Yo sé que lo que hago está mal, pero... aplico la Ley del Talión. Ojo por ojo...

- Cuidado, muchachito, que el que juega con fuego... ¡acaba en el cementerio, eh! Déjalo en mis manos, de ese "asuntito" me encargo yo, del pago, luego platicamos.

Eran las 6pm y llovía a cantaros. Los paraguas y los abrigos llenaban la recepción del bar y el calor humano empañaba los vidrios y los espejos... Y mientras tanto pasaba la lluvia, Emmanuel Matta se disponía a comer su postre, unos chongos zamoranos que tanto le agradaban al viejo para hacer tiempo y comenzar con la investigación... cuando de repente, de la calle lluviosa entró corriendo una mujer desesperada que gritaba ¡¡Lo han matado, a ese hombre lo han asesinado!!...

La imaginación seguía a su límite... 

¿A quién mataron?

¿Habrá sido a aquel muchacho que fue a pedir la ayuda de Emmanuel Matta?

¿Sería su primer caso sin resolver?

¡¡¿¿QUE DEMONIOS PASÓ??!!

Seguía sentado en esa barra cuando de "golpe y porrazo" regresé a la realidad con un grito, casi al oído que anunciaba al camarero ¡¡SALE UN CHAMORRO A LA GALLEGA!!...

Carajo, he tirado la cerveza en la barra... me he desconcentrado... se ha esfumado la imaginación.

Algún día sabremos que paso ese día en el Bar la Opera, mientras tanto, que siga lloviendo...


Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Bar la Opera
Ciudad de México Distrito Federal 30 de Marzo del 2012

sábado, 17 de marzo de 2012

Tus labios... (juntito a mi)

Camino... largo y tendido por el parque aun con el sabor de tus labios. Cereza, mi fruto predilecto, que no puedo dejar de saborear (te) porque así te imagino, cierro los ojos y te miro junto a mi, camino y te tengo a mi lado... vas y vienes en mis pensamientos.

¿Porque, como le haces?... cautivadora sonrisa que provoca en mi una grata sensación de nerviosismo puro cada que te veo... tartamudeo involuntario que no puedo evitar al contemplarte tan sencilla pero única a la vez...

Te imagino así, a mi lado recargando tu cabello crespo color castaño, con olor a flores y con tu perfume de mujer que me incita a seguir apretándote mas a mi regazo... tus bellos ojos color de miel en los que me pierdo cada que me miras y que sostenemos la mirada para fundirnos en un beso tierno pero apasionado. Tus labios... se han convertido ya en una adicción que no buscaré eliminar... ¡Intoxicame con el sabor de tu saliva!

Mujer altiva, dueña de mis desvelos y mis anhelos... mujer que me dejas sin aliento... tú que me enloqueces con tu voz, tus manos, tu cuerpo... A ti, mujer que te imagino desde hace tiempo... a ti que solo puedo soñar y sentirte mía, cuando el cansancio me vence y los ojos pesan... para ti y solo para ti...

Dueña de mi pensamiento...
lucero de mi atardecer...
regalo de la vida, que algún día espero tener...

No sé donde estarás, hacia donde te dirigirás,
en esta noche oscura en la que a mi lado tu no estas...
pero que siempre te guardaré espacio en mi regazo
para tenerte cerca y escuches...
cada uno de los latidos de mi corazón.

¿Serás acaso un sueño?

Aunque en eso se me vaya la vida, el tiempo y lo demás
te buscaré para hacerte venir de ese, sueño mio,
para hacerte realidad...

Pa' que cuando me mires juntito a ti...
tomando tu brazo y caminando juntos...
de esos, tus labios carmesí de los que yo me enamoré...
de tus ojos donde me cautivé...
y de tus manos que alguna vez tomé...
vengan otra vez, para que juntos toquemos el cielo...
Como aquella vez...

De ti, no tengo una foto ni un recuerdo...
pero, que más dá...
te llevo en el pensamiento.
y aunque pase mucho tiempo, de ti nunca me olvidaré.

A ti, que solo te tengo en mi sueño inmortal,
te esperaré para volverte a ver... esta noche, juntito a mi


Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Ciudad de México, Distrito Federal a 17 de marzo del 2012

miércoles, 14 de marzo de 2012

Una más de las historias de la Ciudad...

Pues bien, hoy les contaré una historia muy peculiar que trata acerca de un chaval que vivio por la Calle de Regina, en el Centro historico de nuestra Ciudad de México... Él, se llamaba Andres y era estudiante de Psicología y además en sus ratos de ocio le encantaba salir a la calle a caminar para, hacer lo que segun él le llamó la "terapia reflexiva de mi yo interior"... era un tio algo raro, no creen???

A este presonaje le encantaba observar a la gente, estudiar sus movimientos corporales y con ello realizar un diagnostico de que tipo de personalidad poseian, (o al menos eso decia él) pero tenia un pavor a observarse frente al espejo y descubrirse a si mismo como un tipo apatico, nunca estaba de acuerdo con lo que sucedia en su entorno, ni lo que pasaba en su casa!!!

Un buen día veraniego, Andres conoció a una chica que contemplaba desde la esquina de la calle Madero el ir y venir de las gentes que caminaban por avenida Juarez y por el Eje Central, nuestro protagonista nunca le habia prestado tanta atencion a una persona pero parecería que por arte de magia los hubieran conectado en una mirada que los llevaría a tener, a ambos, emociones desde la interrogación, pasando por la felicidad hasta el "amor a Primera vista"... La mujer que tanto observaba Andres, poseedora de una mirada angelical, cabello castaño claro, ojos color miel... en pocas palabras, era un angel bajado del cielo.

Con una actitud titubeante, poco a poco, se fue acerando a la dama y con un poco de aire que le quedó, despues de haber visto semejante imagen, le pregunto -Como te llamas??? y ella le respondió -Soy Estefanía... Sin mediar palabra le disparó en la cara -Te puedo invitar un café??? y ella dijo -Claro!!!... lo que no se imaginaba nuestro protagonista era de que ese momento habria de marcar mucho tiempo su corazón.

Entre la plática, amena por cierto, intercambiaron numeros telefonicos para repetir la invitación y para conocerse más, era el día 11 de Agosto de 1988. 

Durarón Saliendo como simples amigos hasta el 23 de Noviembre del mismo año, día en que nuestro buen Andres le dijo a Estefania la pregunta obligada que muchos de nosotros hemos hecho a una chica cuando nos "enamoramos"... - Quieres ser mi novia??? a lo que ella simplemente le dijo - Sí.

Ya como novios, les encantada caminar por las calles de la colonia Juarez: Bucareli, pasando por la cuidadela, Reforma y llegando hasta la plaza del Zócalo desde las 2 de la tarde, hora en que a Estefy la dejaban salir sus papás, hasta las 7 de la tarde, momento en que la puesta del sol anunciaba la hora de la despedida... Siempre al pie de la Torre latinoamericana para escuchar el sonido de sus campanas anunciando la retirada... cosa curiosa, ese sonido nunca dejaria de acompañar al buen Andrés.

Esta rutina duró 3 años, los mejores que había vivído nuestro amigo, que inclusive dejo de ser un ermitaño, radicalmente cambió su forma de ser, ya no era el mismo. su cambio fue sorprendente... Pero como en todo ciclo que tuvo un principio, llegó el final.

Era el 7 de noviembre de 1991, una tarde con nubes rosadas y que en el firmamento se alcanzaba a vaer, entre tanta contaminacion, el ocultamiento lento y pausado del sol. Andrés desde la azotea de su casa lo observaba y sin imaginar que ese mismo dia tambien ocurriría un atardecer en su vida, se dispuso a contestar el telefono que sonaba sin parar, una, dos, cinco, diez veces hasta que nuestro buen amigo alzó el aurícular. era su amada Estefanía... tenía algo que decirle pero solo podía ser en persona... la cita, en la calle de Gante, lugar de los amantes de las noches largas, los cnfidentes y los amores pasajeros... eran las 7:30 de la tarde... Con cara de sufrimiento, la bella Estefanía se acercó a una mesa de un Café donde la esperaba Andrés... -No tengo tiempo para más explicaciones, mis padres y yo nos mudaremos a Guadalajara, le dijo, - Te quedarás siempre en mi corazón y espero que algún día nos volvamos a encontrar. Te amo. Andrés quedó pasmado ante tal situacion, ya que él no se imaginó semejante escenario. Su ángel se fue a pie por la calle 16 de septiembre, se perdío entre el gentío. Suena el reloj de la Torre latino, marcaban las 8:00 en punto. Quedó devastado, sin palabras, regresaban a él los fantasmas del pasado... ya nada sería igual.
La tristeza que invadio a nuestro protagonista duró 2 meses... y aún más... se adentró en el estudio de su carrera de Psicólogo, graduendose al año siguiente de la despedida de Estefy. Él, logró obtener buenos trabajos por lo cuales, economicamente le iba de maravilla, pero en cuestiones del corazón no tanto...

Pero, se preguntarán que fue de Estefanía... Ella se mudó a Guadalajara, vivía en la Avenida Independencia... cerca del estadio jalisco, era estudiante de Literatura Mexicana en la U de G y a ella tambien le iba bíen... era una escritora reconocida, ya para el año de 1999... siempre traia en mente la imagen de la cara de Andrés ante la despedida y se preguntaba - Que habrá sido de Andres??? Movida por esa interrogante, emprendío un viaje hacia la Ciudad de México para saber que habia sido de él.

Andres trabajaba por su cuenta, tenia su consultorio donde atendía a sus pacientes a los cuales les ayudaba a resolver sus vidas pero nunca podía Él hacer algo por la suya, le encantaba recorrer las calles que lo vieron crecer y enamorarse... Andy ya no vivía en Regina... Vivia en Amsterdam, cerca del Parque México, en la Condesa... pero a pesar de todo no se identificaba con su nuevo hogar. Sentía que algo le faltaba...

Era el 7 de Noviembre del 99', nueve años despues de su dolorosa despedida, en actitud melancólica regresó para recordar aquello, el buen amigo Andrés... eran las 7:30 pm... Fumando un cigarrillo, nuestro protagonista observa la hora de su reloj, eran las 7:58 pm. Se encontraba parado en el mismo lugar donde vío por primera vez a la "niña de sus ojos"... Recuerdan que Estefanía volvió a México para saber que fue de Andres???... pues ella, ya cambiada por el paso de los años, se volvio hacia la avenida JuareZ para recordar, al igual que Andy, la estampa que se habia formado el primer dia que cruzaron las miradas... Suenan las campanas de la Torre latino... 8 en punto de la noche... subien sus miradas para contemplar el cielo... suspiran, casi el mismo instante, tan cerca y tan lejos como para saber que uno está al lado del otro... Voilá... Las miradas se encuentran... detras de esos kilos ganados a traves de los años, de las antiparras de Andres y de la mirada vidriosa de Estefanía... los dos amores se vuelven a reencontrar en el punto donde inició todo....


Carlo Moreno-Jiménez.
Ciudad de México, 12 de Noviembre de 2010

Con el viento de Otoño....



Caminando en una noche fria como la de hoy, recordaba aquél pasaje mágico que hace no mucho pude vivir y más que eso lo pude sentir, tocar y escuchar... esos latidos de su corazón, que solo hacian que mis pensamientos se sincronizaran a la perfeccion con el compás de su sonido melodico.






Todo esto comenzó con un simple "te quiero", pero ese sentimiento se vio rebasado por todas aquellas cosas que algúna vez vivimos, platicamos, lo que soñamos y que nunca vimos como una posibilidad real de quedar en medio de un camino que nos llevaría a vivir un loco y fugaz romance...






Aún lo recuerdo...






Esa primera vez que comenzó todo... esa ocacion fue especialemnte la elegida para que todas las notas de esa bella melodía que juntos construimos se unieran en una sola pieza y formaran aquella balada cadenciosa que juntos quisimos bailar tomados de la mano y llevando el ritmo nos dejamos llevar por el vaivén de las olas del mar de la pasión y que fueron grandiosamente acompañadas por el mágico sonido de tu voz, de tu maravillosa luz...






Sigo caminando y ya son las 10 de la noche, bajo esta lluvia particularmente familiar, porque fue en una noche como esta cuando me animé a tocar manos, tu cuello y tus labios color carmín que incitaban a besarlos, sentirlos y saborear de ellos el duce sabor a Melón de tus besos... Quien diría que de aquello que parecia un simple jugueteo se pudiera convertir en todo esto que fue maravilloso... decirte que cada vez que te veía, más me enamoraba... el mirar tus ojos color de miel... nunca había sentido esto por alguien, al menos con esa intensidad con la que te amé y que sigues en mí... lo sé, se me hace tan dificil olvidar, aunque la tristeza de no tenerte aquí, conmigo... aún, contigo en la distancia, amada mia, estoy...






El frío sube de intensidad en esta noche donde con el viento de Otoño te recuerdo... El sonido de los arboles que dejan caer sus hojas muertas... me ponen más nostalgico aún porque me remite el pensamiento a todas las veces que juntos caminamos por debajo de aquellas ramas llenas de hojas color ocre, y que caían a nuestro paso mientras juntos tomados de la mano platicabamos del mundo, lo componiamos todo... lo unificabamos y llegabamos a declarar teorías tan descabelladas que el simple hecho de pensarlas reales nos hacian romper la escena con carcajadas sonoras...






No puedo dejar de pensar en tí, aún te escucho reir y recuerdo cuando escuchabamos esa nuestra cancion que decia... Te quiero, dijiste... tomando mis manos entre tus manitas de blanco marfil... y senti en mi pecho un fuerte latido... despues un suspiro y luego el chasquido de un beso febril... muñequita linda de cabellos de oro... de dientes de perlas, y labios de rubi.... dime si me quieres, como yo te adoro... si de mi te acuerdas.... como yo de tí...






Aún te recuerdo...






Te veo entre las siluetas caprichosas que se forman por las luces de la calle... te escucho a lo lejos susurrar mi nombre... pienso en tí como yo espero que sigas pensando en mí... Nunca más volviste a aparecer e hiciste a esta alma mía padecer... solo por tí... Tu voz se aleja con el viento, tu aroma inconfundible con ellos se vá...mi corazón se pinta del color de las hojas de otoño, porque sabe que tu ya no estas aqui... Tal parece que tu barca tiene que partir a cruzar otros mares...






No sé aun si todo lo que vivimos fue un capricho del destino, la vida nos puso cara a cara para pasar aquellos magnificos momentos o que se yo... pero creemelo, que cada segundo a tu lado, fueron para mí los mas hermosos que haya tenido que pasar en compañia de alguien como tú, sí, tú que complementaste mi mundo, que le diste un motor más a esta vida mia y que por y para siempre estará cerca de tí para cuidar tus pasos...






Son ya las 11:15 de la noche, de esta noche fría en la que te recuerdo... Aún puedo ver ese brillo en tus ojos y sentir el temblor de tus manos al fundirnos en ese beso... que en medio de la brisa generada por una repentina y fugaz lluvia de octubre me permitieron saborear ese beso perfumado, oler tu esencia, sentirte cerca de mis brazos que darian lo que fuera para tenerte siempre así, junto a mí... ¿Que no daría yo?






Hace frío en esta noche de Octubre, en la que aún te sigo recordando... porque fue una noche como estas, en la que te fuiste de mi lado, con el viento de Otoño...














Carlo Moreno-Jiménez (El Andariego)


Ciudad de México, Distrito Federal, a 16 de octubre de 2011

En la casa de la Tía Esther...

Esta es una de esas noches en las que aparentemente el sueño me vencia temprano... pero al final, entre las tazas de café y los sonidos de la noche no puedo conciliar el sueño.

No sé aún porque de repente apareces en mi pensamiento, trato de contar ovejas y cerrar los ojos para caer en sueño profundo pero no logro hacerlo. son ya casi las 4 de la mañana y en la cabeza me retumba tu recuerdo... Los sonidos, los olores y los sabores de tu cocina... las tardes en tu casa... todo eso lo tengo muy presente.

Recordaba aquellos dias de mozuelo en la primaria, cuando por lo regular todas las tardes de esa etápa de mi vida te visitabamos en tu casa, en ese mitico apartamento de la Calle Morelos, con el balcón que tiene la vista mas hermosa del Paseo de la Reforma y del Hotel Imperial... el ruido de claxones y bullicio contrastaba con la paz y la quietud de la "habitacion de las Visitas" donde tenias esa cama de Latón muy bien conservada, esa de la que me platicaba la Tía Esther que perteneció al primer Plauchú que llegó a estas nobles tierras Aztecas con los sueños en una maleta... 

Tambien, como olvidarlo, esas fotos familiares de los años de la canica, dicho con todo respeto, porque todos aquellos que se encontraban plasmados en esas imágenes, en esos cuadros y en esos albumes familiares ya habian pasado a mejor vida...todas y cada una de las historias que encerraban las fotos de los recuerdos de antaño cuando la Familia Barberá Plauchú era muy vasta.

Los sofás color verde con gris... el sillon amarillo donde siempre era comun verte sentada platicando de los recuerdos pasados... las dulceras llenas siempre de Pistaches, a los cuales me volviste incorregiblemente adicto... Uy... la foto del Tío Bartolo!!! jajajajaja... con peinado de Benito Juarez y con el moño de la época de Porfirio Díaz... 

El lugar más acogedor y visitado por mí fue la cocina... recordaba las ocaciones en que preparabas el Bacalao para las cenas en tus fiestas, los Frijolitos Peruanos para llevarle al Tío Espiridión a la tlapaleria... de las tardes en que podiamos pasar platicando detus anécdotas como cuando viviste en Baja California o de tú papá Don José Barberá Blasco... era tan divertido!!! Aún sigo extrañando esas escenas tan lejanas ya.

La paz y la quietud llegaban temprano a tu casa... a las 7 de la noche, entre el silencio que reinaba en el edificio y la obscuridad del atardecer, una taza de café era el acompañante perfecto para terminar con el convite de ese día... o porqué no, una copita de anis para las damas... para los niños solo nos quedaba mirar e imaginar los sabores... que graciososos recuerdos guardo aún de ello...

La hora de partir a casa llegaba... tu antiquisimo reloj Junghans, traido por Don Enrique Plauchú de Francia sonaba puntual a las 7:30 de la noche, la hora destinada para salir de tu Casa-Museo... el constante sonido del péndulo Tic-toc, Tic-toc... sigue siendo para mí muy relajante... y tu reloj, aún conservado por la familia, sigue sonando puntual cada media hora al golpear el mazo las campanas tubulares...

Cuanto tiempo ha pasado ya de todo eso...

Así como me retiraba de tu casa al atardecer... así como te recuerdo aun casi al amanecer... entre el sonido del péndulo, la imagen de tu rostro y el recuerdo de los momentos vividos en ese mítico apartamento de la Colonia Juarez... me alejo acompañado de mi sueño que ha vuelto a por mí para llevarme a descanzar y seguir haciendo memoria de los viejos tiempos...


Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Ciudad de México, Distrito Federal a 28 de Febrero de 2012

Caminante

Don Agustín, pianista en retiro y encargado de ejecutar las "sacras" notas musicales que se entonaban en la iglesia de Belén, allá por el Centro Histórico de la ciudad era un sujeto con un glorioso pasado, un presente de tres segundos y un futuro muy incierto... vivía en la soledad de un pequeño apartamento de la calle de López, en el número 124, interior 12 en el cuarto piso. Sus acompañantes, un viejo piano Schiller maltratado por el polvo y carcomido por las termitas; un diván, color café, su perchero, donde solía dejar el sobrero y el gabán que siempre llevaba consigo para todos lados; una mesa redonda de madera con un pequeño mantel central bordado a mano y dos sillas de cedro... el olor característico de su casa era precisamente ése, a cedro antiguo... tanto o más como sus historias que de vez en vez platicaba a todo aquel que se acercaba a ese gran personaje en la sacristía de la iglesia. 


Don "Agus" como solíamos decirle aquellos que lo conocimos, realizaba siempre la misma rutina, o al menos eso realizó mientras tuve la oportunidad de verle. Llegaba temprano para subir, escalón por escalón, con una mano en el bastón y la otra apoyándose en el raquítico barandal del campanario, para llegar por fin al "coro", donde se ubica el Órgano desde el cual realizaba su trabajo, el cual solía decir que disfrutaba en demasía... nos dijo entre tantas veces que lo hacía sentirse vivo de nuevo, ya que le recordaba las escenas del pasado donde interpretaba las piezas de Chopin, Liszt, Horowitz y tantos otros clásicos que deleitaban a su audiencia que generaban aplausos sonoros en los recitales en que se presentaba... todo eso habría quedado atrás... 


Su esposa María, a quien conoció en el Conservatorio Nacional de Música, ejecutante de instrumentos de Viento, sobresaliendo en el clarinete y el oboe, fue su más grande amor. De la relación, de más de 50 años, nunca procrearon hijos... solitarios pero felices pasaban las tardes juntos caminando por la calle de Revillagigedo hasta llegar a la calle de Victoria... seguían su camino por Morelos hasta llegar a reforma donde caminaban tarde tras tarde con rumbo a la puerta de Los Leones en el majestuoso Bosque de Chapultepec, donde a la sombra de los Ahuehuetes tomaban los rayos del sol de las 4 de la tarde, antes de que cerraran las puertas de acceso... todo esto lo relataba el buen Agustín con un nudo en la garganta, ya que tenía poco tiempo que Doña María había partido a descansar. 


Ya con 82 años en su haber y con una vieja cardiopatía declarada, que a veces le impedía seguir con la rutina, Don "Agus" salía a realizar el recorrido trazado hace ya un tiempo atrás... con el bastón en mano, su viejo gabán color gris... Sus lentes de alta graduación y su sombrero estilo Fedora Walton color negro hacían parecerlo como un personaje sacado de la película Casablanca... quién diría que esa estampa acompañaría a aquellos que lo vieron por última vez salir de la puerta de la sacristía... cosas que tiene la vida... 


En fin, el destino tal vez tendría preparado ese final para un gran personaje que vivió grandes cosas al lado de su amada, a quien siempre decía estar esperando para volverla a ver bajo el atardecer de Chapultepec... con el sol en la cara iluminando sus ojos debajo de esa banca que fue durante tanto tiempo su rinconcito de paz... los sonidos de los pájaros alrededor y las risas lejanas de los pequeños infantes acompañaban la escena entre la charla y las risas... tanto que añorar, tanto que esperar... pero algún día todo aquello regresará... Y así sería.... 


Con el cansancio de un corazón fatigado de tantos vaivenes de la vida, aquél andariego de las noches de luna clara y de los atardeceres con el sol de fondo, precisamente aquella tarde de martes, dormitando en aquel lugar, Agustín se fue para alcanzar en la eternidad a su amada María que lo esperaba ya para vivir de nueva cuenta esos momentos del pasado con la mirada de los enamorados que se vuelven a encontrar. 


... Esta vez Agustín no volvería a despertar... 


Con la luz del sol que se oculta de fondo, el viento soplando en las copas de los árboles y las hojas del piso formando pequeños remolinos, se plasma la sombra del aquel hombre que yace sentado en esa banca de cual nunca más se levantará... su espíritu quedará, como tantos más, entre los frondosos ahuehuetes del bosque tan lleno de historias y sucesos del pasado... 


Caminante hacia la eternidad, diríamos algunos después de saber lo que aconteció esa tarde con Don Agustín... Caminante eterno... 




Carlo Moreno Jiménez (el Andariego) 
Ciudad de México, Distrito Federal 5 de Marzo de 2012