domingo, 9 de septiembre de 2012

Ni de Aquí... Ni de Allá... (el Andariego)

Por cualquier sitio, entre sombras y luces aparezco yo para imaginar una historia paralela a la vida fáctica y real. Observo mi entorno para que, de aquello me miro a lo lejos, pueda crear las historias que me gusta contar.

Camino por aquí y por allá; el sentido de pertenencia hacia un lugar en especial no existe para mi. Dejar la vida pasar y disfrutar de los segundos mágicos que nos pueden llevar a crear fantasía es lo que me alimenta. Ver un atardecer y sentir el viento en la cara y correr por todos lados es un motor de vida. Aprender de los errores ayuda... no estamos exentos de caer de nuevo en ellos. Recoger los pedazos de un corazón roto para volver a unir las piezas y poco a poco retomar los bríos necesarios para regresar a las andadas y las andanzas que no lo mismo... 

Con la cadencia de los sonidos de una pieza de Tango, en medio de una tarde soleada o una oscura y fria noche hago de mi entorno una fuente inagotable de inspiración que me hace escribir un poco más de lo que sucede en el paisaje... Imaginando en la Imaginación... O al menos eso diría yo.

Desde cualquier ángulo en que me encuentre, miro la vida para tratar de hacer una imagen en la mente de quienes se toman el tiempo de leer cada una de las historias que cuento y que aún me faltan por contar; en veces propias... otras más que solo surgen de un breve instante de observación... Dejo que la inspiración, una pluma vieja y unas hojas de papel reciclado sirvan como lienzos sobre los cuales redacto (o al menos eso intento) línea a línea, detalle a detalle todo lo que mis ojos y mis sentidos me permiten transmitir... imaginar...

Al andar por aquí y por allá, la vida pone frente a nosotros situaciones dignas de ser contada desde un punto de vista que nos permita imaginarnos ahí, en el preciso momento en que se desarrolla la historia que leen.

Caminando por la ciudad, con el bullicio de su gente; las risas de los niños y el llanto de algunos enamorados que se alejan y la luz de los atardeceres... Solo me siento en mi banca favorita en el Parque México a observar acompañado por un buen café y con ello seguir escribiendo.

Pero habremos de seguir por el sendero, una vez más para contar los relatos de esos andantes que paseando de un lado a otro me regalan un poco de su magia para escribir las historias, cuentos y párrafos que tienen frente a ustedes.

Hace frío hoy.. veamos que podemos crear de las imágenes que rodean mi sitio desde la banca donde escribo... esa a a la que ya he bautizado como "El taller del Andariego"


Carlo Moreno.Jiménez (el Andariego)
Ciudad de México, Distrito Federal a 1° de Septiembre de 2012

En la Playa de Vallarta...

Se oyen las olas del mar; el sol, detrás de las nubes lejanas, arropan el atardecer que engalana el marco de este día...

La marea se acerca un poco a la playa. Los crustáceos salen de todos los rincones de la arena solo a tomar un poco de aire fresco. La luz se va haciendo cada vez mas tenue...

El cielo, ya de tono azulado, deja ver entre el fondo anaranjado y rosa de la imagen una pequeña aurora fulgurosa que se asoma tímidamente en el firmamento. 

El sonido inconfundible de las gaviotas predomina sobre aquel del mar; un faro que esta allá muy lejos sobre el risco, ilumina el camino de los buques que, en altamar, se observan con sus luces tenues y encendidas.

ahí estabas tu, en medio de la luz de la luna con la arena en tus pies y con un vestido de gaza blanco, pintando sobre aquel bastidor la escena que te describí... Yo solo te miro y me imagino el resultado final de tu pintura... te sigo viendo y el viento toca tu rostro; aquel vestido se deja llevar con el aire... sigues pintando sobre aquel lienzo el atardecer en Puerto Vallarta observada fijamente por las estrellas que nos iluminan a la noche.

Ese arte que realizas comienza a tomar forma... Los trazos y los colores ya dibujan las siluetas de todo eso que te contaba y que mirábamos juntos mientras la brisa del mar nos salpicaba entre el vaivén de las olas...

Solamente te observo... quieto y sin decir palabra alguna. Ese vestido blanco se pinta azul, como la luz de esa luna que plateaba la arena e iluminaba tu mirada...

Volteas hacia mi. Solamente me sonríes y señalas el lucero perdido entre las estrellas; una... cien... miles de ellas nos regalaban una escena mejor. La costa era solo para nosotros que simplemente nos enamorábamos de aquella noche de playa... nuestra playa de Vallarta.

Ya casi terminabas el retrato de aquel atardecer en esa bella playa tapatía mientras me mirabas y me seguías sonriendo. Solamente me dijiste: - Vamos juntos. Caminemos... Y dejaste atrás el godete, los pinceles y pinturas junto a ese lienzo en medio de la arena...

Tomaste mi mano y simplemente caminamos lejos de todo eso... por la costa hasta llegar al faro, en ese risco nos perdimos tu y yo y nos hicimos, por unos instantes, uno solo con la mar...

Miramos juntos al cielo... Pedimos un deseo y juntos regresamos a la Playa de Vallarta...


Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Ciudad Nezahualcoyotl, Estado de México a 7 de Septiembre de 2012

lunes, 3 de septiembre de 2012

Por siempre... (Quiéreme mucho)

Las viejas heridas del alma suelen abrirse en un instante dejando salir aquellos sentimientos guardados que, por más que intentamos cerrar, del todo nunca sucede. Al buscar de nuevo en ese viejo "baúl de los recuerdos" nos encontramos de frente con algunos fantasmas que nos vienen a espetar a la cara de nueva cuenta aquello de lo cual no queremos acordarnos.

En un rincón, apartado de todo y de todos me puse a leer en silencio una carta que jamás llego a su destino. Aquella dama a quien estaba destinada, nunca leyó estas líneas y jamás lo hará; solamente puedo seguir observando fijamente los párrafos de esta carta, que me remueve aún muchos sentimientos guardados muy hondo. Nunca me han gustado las despedidas, aunque fueran obligadas por las circunstancias...



Mientras sigo repasando el texto, la música de fondo se escucha; "Quiéreme Mucho" de Ibrahim Ferrer, acompañado de las agónicas y largas notas interpretadas magistralmente en el piano de fondo. Sigo observando la carta, y la sigo repasando. Aún los recuerdos parecen cercanos aunque ya haya pasado un largo tiempo; desde aquella vez en que iba a entregar la carta en signo inequívoco de la crónica de una despedida anunciada, el rostro de aquella mujer me persigue hasta en mis sueños. A pesar del fin de aquel sueño, y de no haber entregado la carta de despedida, la seguí conservando hasta este momento en que una vez mas y como por capricho del destino se vuelve otra vez hacia mis manos y mis ojos que no dejan de leer sus líneas una y mil veces.



Ahora, ya en la oscuridad de mi sitio, he decidido reproducir esas líneas que nunca fueron leídas por aquella mujer, que en gran parte fomentó a que este Andariego escribiera lo que muchos han visto. Irónico, no lo creen...


Y esto es así: Para siempre...

Noviembre 2010


En la soledad de mi alcoba, recuerdo los gratos, magníficos momentos que he vivido en los últimos días… Ya ha caído la noche una vez más; la tarde ha dado paso a los sonidos de los grillos que anuncian el ocaso de un día más en el que sigo recordándote… recorriendo tu cara con mis manos… escuchando tus gemidos que me hacen estremecer… admirando tu bello rostro angelical… pensando aún más en ti…



Llega la hora de dormir y aún no puedo dejarte ir de mis pensamientos… te vuelves materialmente presente pero invariablemente no es posible… te recuerdo en cada detalle… en tu sonrisa y en tu mirada observo un poco más de tu alma… Única e inigualable como tú misma lo eres, me perturbas el sueño… no puedo dejar de pensar en ti… no quiero hacerlo… aunque debo, no puedo… sigues aferrada a mi así como yo de ti…



Sabes… eres imposible de olvidar en la dimensión en la que te veo en mi vida… eres algo más de lo que imaginaba… ¿lo sabes?, ¿lo imaginas?, ¿lo crees?... porque has de saberlo, mujer… que éste que se dice tu admirador ferviente, antes secreto y ahora publico… amante de tu sonrisa y de tu mirada cautivante y enigmática… sufre en demasía al saber que se ha construido una magnifica historia en la ficción de un sueño que arriba al puerto de donde atracó para zarpar a mar abierto… donde tú y yo nos perdimos entre todo el oleaje e hicimos nuestra el altamar… rompimos los paradigmas que nos rodeaban… saboreamos juntos los besos que nunca imaginamos posibles… nos hicimos sentir nuevas sensaciones… provocamos un cambio… escribimos una historia paralela que ambos hemos protagonizado…



… pero ha llegado el momento… decir adiós no bastará porque dejas una huella en mi ser… el amor quedará siempre aquí… en lo más profundo de mi corazón… siempre me acompañará y te seguirá aunque te encuentres a la distancia… ese idilio de amor que nos permitimos tener y de aquello que hemos aprendido siempre perdurará… “Lo que bien se aprende, jamás se olvida”…



¿Recuerdas esa canción de Armando Manzanero?... claro, ya lo hiciste… “Contigo aprendí… que existen nuevas y mejores emociones… Contigo aprendí… a conocer un mundo lleno de ilusiones…” Sí, en parte tuviste razón… eres y seguirás siendo una ilusión para mí… pero ha llegado el momento de dejar que el barco llamado Odisea, en el que juntos zarpamos al viaje inhóspito que nos llevó a donde nos encontramos el día de hoy… Hemos llegado de nuevo al muelle… en medio de la oscuridad que se forma por el ocaso de una tarde de noviembre… las luces del navío comienzan a encenderse y los acordes de esa canción nos ponen nostálgicos… nos vemos a los ojos y tomados de la mano bajamos por la escotilla… tocamos tierra y la música de fondo se va alejando… una lagrima brota por tu mejilla y tomo tu rostro iluminado por los luceros del firmamento para limpiar tu carita… mi voz se corta un poco al querer decirte tanto… mis ojos se enjugan de tanta emoción reprimida y te miro fijamente… es momento de partir… el tiempo de sepáranos ha llegado… mi vida, mi corazón y mi alma te las llevas tú… el beso que me diste, aquella tarde de otoño marcó mi ser... y lo he de reconocer… es hora de partir…



Se siente la nostalgia en el ambiente… de ti me separaré aunque contigo me quedaré siempre prendido a tu corazón… El cariño en nada cambiará aunque, si me permites decirlo, los besos tan apasionados los extrañaré… sentirte tan cerca de mí… hacerte vibrar como tú lo hiciste conmigo… no sé si esto alguna vez tenga replica… no lo sé… pero de lo que si estoy seguro es que en ese barco volvería a buscarte para seguir con ese sueño que inicio… y que me duele hasta la vida tenerme que despertar… el tiempo ha llegado, ya es hora de regresar…



Hasta siempre… y por siempre estaré a tu lado… Amour de ma vie… à bientôt…



Después de leer por última vez aquella carta, solo cerré el sobre que la contenía y la dejé volar al cielo, donde habría de perderse alto, muy alto. Allá arriba "con los pájaros" estaría siempre recordando que aquel amor de imposible culminación quedaría escondido detrás de las nubes, con la luna como su eterna compañera... Entre el frio de Septiembre, dejé ir un poco de mi alma en ese trozo de papel.. Por siempre.



Carlo Moreno-Jiménez (El Andariego)
Ciudad de México, Distrito Federal a 3 Septiembre de 2012