viernes, 30 de marzo de 2012

Imaginando en la imaginación

Uno de mis personajes favoritos, literalmente hablando, lo encontré plasmado en un pequeño librito que compre hace tiempo, mientras hacia uno de los recorridos de "pasantía" en los que solía ocuparme. Don Emmanuel Matta, justiciero creado magistralmente por Carlos Fuentes (aunque unos dicen que fue Gabriel García Márquez, en fin...) dedicaba unas cuantas páginas para relatar las vivencias de un tenor-investigador que gastaba sus tardes en ese mítico bar La Opera, ubicado en la calle de 5 de Mayo, acá por los rumbos del Centro Histórico, incitaron a la imaginación de este Andariego que, ni tardo ni perezoso acudió al llamado natural, a la aventura...

Entre sus anécdotas e historias que se comentan en ese libro, al sabor de los guisos, las salsas y los tragos que disfruta el buen Emmanuel, un día decidí, aunque fuera por una ocasión, emular sus pasos y encumbrarme hacia aquel lugar legendario del cual solo conocía por los textos y los diálogos de la citada obra...

Me dirigí a aquella cita con mi destino... La entrada, que mezclaba en un abrir y cerrar de las puertas el sonido de la calle con el bullicio del interior de aquella obra de arte de centenaria reputación... con su famosísima barra (traída de Nueva Orleans) que se conserva entre los espejos biselados, su techo con estilo Barroco con remates de hoja de oro... y con el legendario balazo incrustado en el techo que, cuentan los cronistas de esa época, fue realizado por el gran Francisco Villa... Entre todo aquello, lleno de tantas historias y vivencias pasadas, sentado en la barra, comenzó a trabajar "la ardilla" y la imaginación se echó a volar, una vez más...

Pensaba en una pequeña historia que reza más o menos así...

Emmanuel Matta, comiendo como siempre, un rico caldo Tlalpeño acompañado por su platillo de Ternera en su Jugo, eso sí, sin olvidar su cerveza Victoria bien fría y la salsa verde molcajeteada por Alcides Natera, mesero de ese lugar y que tanto agrada a aquel gran ser humano (literalmente), es interrumpido por un mozuelo, de escasos 23 años que pide el auxilio del para entonces ya famosamente conocido, don Matta. 

Sin quitar atención a su taco de salsa Verde que saboreaba sin remordimiento frente a la mirada desesperada de aquel hombrecillo, con voz potente, cual tenor, se apresta a realizar la pregunta obligada:

-¿que te sucede? ¿Acaso no sabes que ya he decidido retirarme de este negocio? 

La cara del hombre desesperado muta de una con esperanza a otra de desolación, no sin antes decirle a aquel "héroe de carne (mucha carne) y hueso" que le ayudase, que sería la última ocasión que pediría su servicio y su auxilio... 

Con el tenedor en la mano derecha, cogiendo un trozo de Ternera bañado en salsa, más relajado, Don Emmanuel atiende a ese hombre para que le cuente su "asunto". 

-He recibido una amenaza mortal, una carta que me ha dejado impaciente durante varias noches... ¡ya no concilio el sueño! Cuento cada uno de los pasos que doy; miro detrás de mi hombro para estar seguro de que nadie me sigue. Es más, he llegado acá, harapiento para que no me reconozcan.

- Tienes sospechas de alguien- preguntó Emmanuel, 

- Tal vez sea Don José, un vecino de mi calle... ¡porque yo ando con una de sus amantes!

- Ah, caray - Disparó en la cara de aquel hombre, derramando un poco de su cerveza en la barra.

- Yo sé que lo que hago está mal, pero... aplico la Ley del Talión. Ojo por ojo...

- Cuidado, muchachito, que el que juega con fuego... ¡acaba en el cementerio, eh! Déjalo en mis manos, de ese "asuntito" me encargo yo, del pago, luego platicamos.

Eran las 6pm y llovía a cantaros. Los paraguas y los abrigos llenaban la recepción del bar y el calor humano empañaba los vidrios y los espejos... Y mientras tanto pasaba la lluvia, Emmanuel Matta se disponía a comer su postre, unos chongos zamoranos que tanto le agradaban al viejo para hacer tiempo y comenzar con la investigación... cuando de repente, de la calle lluviosa entró corriendo una mujer desesperada que gritaba ¡¡Lo han matado, a ese hombre lo han asesinado!!...

La imaginación seguía a su límite... 

¿A quién mataron?

¿Habrá sido a aquel muchacho que fue a pedir la ayuda de Emmanuel Matta?

¿Sería su primer caso sin resolver?

¡¡¿¿QUE DEMONIOS PASÓ??!!

Seguía sentado en esa barra cuando de "golpe y porrazo" regresé a la realidad con un grito, casi al oído que anunciaba al camarero ¡¡SALE UN CHAMORRO A LA GALLEGA!!...

Carajo, he tirado la cerveza en la barra... me he desconcentrado... se ha esfumado la imaginación.

Algún día sabremos que paso ese día en el Bar la Opera, mientras tanto, que siga lloviendo...


Carlo Moreno-Jiménez (el Andariego)
Bar la Opera
Ciudad de México Distrito Federal 30 de Marzo del 2012

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