sábado, 20 de julio de 2013

El vaso.

Se oyó un ruido muy particular en medio del silencio.

Ese sonido familiar regreso así, sin más, para retumbar desde el pecho, calando hondo, descubriendo de nuevo las viejas heridas que se cerraron hacia algún tiempo.

Un vaso con agua sobre la mesa, una vela a medio pabilo consumido por la llama nocturna y una silueta en la oscuridad. Eso es lo que me acompaña en la búsqueda por saber que sucedió, porqué se quebró de nuevo la armadura.

Miraba fijamente aquella luz tenue de la vela, que asemejaba un atardecer claro, con el horizonte despejado. Ahí precisamente te volví a ver, carajo. Sabía que debía olvidarte y dejarte en el pasado pero no lo pude hacer.

Te miré en aquel recuerdo, fijamente a los ojos, tomando tus manos mientras "te quiero, dijiste"... Todo se fue al olvido, de nuevo.

...cerré los ojos una vez más...

Tu recuerdo no salía de mi mente. Las horas pasaban entre la oscuridad de la madrugada, fría y lluviosa, de esas que me gustan para caminar cual andariego para perderme y simplemente pensar.

Aquella flama encendida, poco a poco consumía la vela que la contenía viva y altanera; mientras bajaba, iluminaba el vaso con agua que poco a poco bebía, tanto o más lento como la forma en que se escapaba tu recuerdo de mi cabeza. La luz de la llama ilumino el cristal y los colores prismáticos se esparcían a lo largo de la sala, en medio de la oscuridad de las 4:34 de la madrugada. Rompí el silencio nocturno.

En el brillo de aquel espectáculo de luz, juré que vi el reflejo de tus ojos iluminados por el sol de verano que sólo tu y yo conocimos e hicimos nuestro. Lo se, de recuerdos no vive solamente el hombre, pero en mi caso, es el alimento que da vida a estas líneas en las que de manera breve escribo para despedirme de tu esencia, de tu recuerdo.

Casi son ya las 6 de la mañana. El fuego que acompaña la vela que se extingue como tu recuerdo casi se acaba. Sigo escuchando ese estruendo desde lo más profundo de mi pecho.

Ahora puedo decirlo:

Se escucho clarito como si se rompiera algo. ¿El corazón? No, que va. Sólo fue aquel vaso con agua que se cayó, se quebró y se quedo en el olvido... 

... Lejos, muy lejos como tu recuerdo.



Carlo Moreno-Jiménez " el Andariego"
Ciudad de México, Distrito Federal a 15 de julio de 2013.

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