viernes, 25 de enero de 2013

Tragedia Nocturna.

El soplar del viento, gélido e inaudito trajo consigo la sonrisa de mi fragilidad.

Andando por la calle, sin rumbo, la sombra de mis deseos se mantenía cercana a mi existencia, con callados pasos, alineaba sus formas con las mías para hacerme pensar, para hacerme creer que no existía!!!

Bajo las farolas tenues, al ritmo de mis glaciales pasos, con el rompimiento de las marchitas hojas que tras el seductivo abrazo del frío, sucumbieron ante su fúnebre encanto y se posaron en el urbano y crudo pavimento, el silencio sepulcral de mi respiración en medio de la nada, guía a mi mente, a mi alma, al abismo de los enamorados; la locura comienza a tomar colores purpúreos y carmines, delineando destellos que simulan venas y arterias.

No estoy aquí! Es solo mi reflejo, como a un maldito cuya alma ha sido privada de brios!

Mi soledad nunca te ha abandonado!

Despierta, por favor grítame que sigues a mi lado, deja de cubrir tu rostro magistral; ensancha mis heridas con la daga de tu belleza y tu pulcritud!

Sé que me amas! Entonces deja las tinieblas en las que te refugias, mi elegíaco amado. Si bien sabes que ambos pertenecemos a ellas, por qué fingir? Cómo describir los pasajes de tus terrores, de mis errores, de la maldad que nos atormenta al darnos cobijo?

Las noches de tortura sinuosa por la parvedad de tus ósculos merodeando la entereza de mi quidam que se afana de ti, simulan la inmolación de "su Salvador" ante dolor tan inefable.

Tómame! Arrastra tu ser a mi lado, fusiona mi pasión, mi locura con tu ira, con la lujuria que te arrebata de mi!

Dancemos una marcha oscura. Observo el fulgor de tu mirada frente a mi penetrante analizar.

Sabes que soy yo, al fijar tus fanales en mi, su destello se acrecienta al reconocer en mi faz la verdad, el amor de tu vida, tu paz.

Ven a mi, dulce amante, avidez en el crepúsculo de mi vida.

Reconozco en tu semblante la pureza del universo, la claridad de un ensueño revestido de diafanidad, mascara refractaria de la opulenta osadía de nuestra perversidad.

Consagrémonos en este momento que perdure para la eternidad, reconozco tus formas y tu figura, eres aquel que siempre me ha guardado, protegido de vicisitudes y amado desde el día de mi nacimiento. El tiempo no espera, el momento ha llegado!!! Nuestra tortura halla finalmente su consecución, el hado que nos aguardo pacientemente, se revela ante nuestros ojos dando paso a la inmortalidad de nuestra felicidad...

Una aguzada daga besa mi rostro y me seduce al recorrer mi cuello de costa a costa e hincarse en el mismo con la euforia de un bienquisto que descubre por fin a su amor, desangra mi ser con pasión y mientras el suceso toma lugar, llega a tu pecho buscando su blanco, permitiendo que su latir le sirva de detector, hundiéndose profundamente en ti, empalmando las circunstancias de nuestros cuerpos, dando tiempo suficiente para acercarnos uno al otro, para bebernos mutuamente, para perpetuar nuestros sentidos en la mas álgida expresión de amor que el mundo pudiera experimentar.

Soy tuya! Grito con desesperación para que la alimañas de la oscuridad nos clamen!!!

Te amo! Es la frase que escapa cada vez mas agitada de mi, me enreda en tu cuerpo con su mención; como un conjuro que promete una eternidad, una desvariación del tiempo-espacio en la que la pertenencia coligada es la regla perpetua.

Siempre tuya, siempre mío!!!

La vida nos mantuvo distantes. La muerte nos da comunión. El momento de la verdad ha llegado.

De vuelta al materialismo, una multitud se reúne en medio de una calle, la madrugada azota a los serviles que dotan de gritos espeluznantes a las sombras al enfrentar la crueldad!!!

Una joven dama, bella y de tez pálida, yace sin aliento, bañada en el liquido vital, envuelta en su largo y oscuro vestido de encajes. En la faz una sonrisa, los ojos abiertos contemplando la profundidad, en una mano una hiriente daga ensangrentada, en la otra, el visaje de una mano entrelazada con una hoja de papel que nadie pudo... ni quiso leer.


"Kasdeya"

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